POESÍA
“El Radical”, semanario independiente, “de y para el pueblo” de Pampacurá, publicó una poesía suscripta por un joven vate pampacuralense; y “El Independiente”, órgano del partido gobernante, dedicó a la poesía una crítica jocosa.
Los versos en cuestión, según el redactor de “El Independiente”, eran malos aún entre los malos. El primer verso contenía una exclamación vulgar y tonta, aunque no mal sonante; el segundo una afirmación ociosa y estúpida por sobrentendida; el tercer verso carecía de nexo con los anteriores y expresaba el absurdo pensamiento de que “hay veces que queremos llorar porque se nos ocurre y sin embargo no lo conseguimos”, y el último de la cuarteta, complementando el anterior, contenía la idea risible de que “nuestra voluntad es incapaz de contener nuestro llanto”. No podían darse, en opinión del redactor, pensamientos más torpes y vulgares en forma menos elegante. El comentario terminaba haciendo al poeta objeto de burlas e irrisión; “…es capaz de anublar la gloria de Guido y Spano” –decía.
Naturalmente, “El Radical” salió en defensa de su colaborador espontáneo. Contestó que en los pequeños pueblos jamás se aquilataba el esfuerzo de los que se iniciaban en las especulaciones de orden superior; que, en efecto, los versos no eran comparables a los de Guido y Spano, pero que se trataba de un joven poeta y que correspondía el aplauso estimulante; que por qué no los hacía mejores el redactor de “El Independiente” y que “nadie era profeta en su tierra”.
Los versos en cuestión, según el redactor de “El Independiente”, eran malos aún entre los malos. El primer verso contenía una exclamación vulgar y tonta, aunque no mal sonante; el segundo una afirmación ociosa y estúpida por sobrentendida; el tercer verso carecía de nexo con los anteriores y expresaba el absurdo pensamiento de que “hay veces que queremos llorar porque se nos ocurre y sin embargo no lo conseguimos”, y el último de la cuarteta, complementando el anterior, contenía la idea risible de que “nuestra voluntad es incapaz de contener nuestro llanto”. No podían darse, en opinión del redactor, pensamientos más torpes y vulgares en forma menos elegante. El comentario terminaba haciendo al poeta objeto de burlas e irrisión; “…es capaz de anublar la gloria de Guido y Spano” –decía.
Naturalmente, “El Radical” salió en defensa de su colaborador espontáneo. Contestó que en los pequeños pueblos jamás se aquilataba el esfuerzo de los que se iniciaban en las especulaciones de orden superior; que, en efecto, los versos no eran comparables a los de Guido y Spano, pero que se trataba de un joven poeta y que correspondía el aplauso estimulante; que por qué no los hacía mejores el redactor de “El Independiente” y que “nadie era profeta en su tierra”.
He aquí la primera cuarteta de la poesía pampacuralense que originó la polémica:
Juventud, divino tesoro,
Ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
Carlos Vega, Agua (1932)
Juventud, divino tesoro,
Ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
Carlos Vega, Agua (1932)
Carlos Vega y la literatura
Antes de estructurar y revolucionar la musicología, Carlos Vega fue poeta –poeta que nunca olvidó como demuestran muchos escritos posteriores-; también publicó, sobre el cierre de su carrera literaria, un volumen de cuentos que denominó “cuentos mínimos”. La ex directora de nuestra institución y Profesora de Letras, María Lydia Torti, en una nota ubica a Vega como el precursor de la “cuentística breve”, llamada por el autor “cuentos mínimos” o bien “minicuentos” en la actualidad. “Se anticipa a Monterroso –escribe Torti- al que se lo considera el propulsor de esta nueva literatura. En nuestro país hubo otros cultores como Borges, Anderson Imbert, Denevi, y en Uruguay, Galeano; pero todos posteriores a Vega”. (María Lydia Torti para el Semanario La Información de Cañuelas, 8/2/2006).
Desde de 1931 en adelante Carlos Vega no escribió más versos, como explica en una entrevista. Sin embargo una lectura a sus dos libros de poesía, Hombre (1926) y Campo (1927), permite apreciar que era una actividad que se tomaba muy en serio, a pesar de algunas malas críticas y del espacio que le fue ganando la folklorogía. En un pueblo como era Cañuelas entonces, Vega fue el primero en romper el ámbito exclusivamente campestre con publicaciones de mayor proyección.
El cuento que transcribimos no es el único lugar donde se entrevé su inconformidad con el “pueblo viejo”- la expresión que utilizaba- siempre escondida detrás de una fina ironía. Todas estas publicaciones coinciden con los inicios de nuestra biblioteca, por lo que nosotros, al contrario, debemos mucho a sus primeras frustraciones vueltas embates por mejorar el nivel cultural del pueblo, (recordemos que Carlos Vega fue el primer director y uno de los fundadores de la Biblioteca Sarmiento).
Desde de 1931 en adelante Carlos Vega no escribió más versos, como explica en una entrevista. Sin embargo una lectura a sus dos libros de poesía, Hombre (1926) y Campo (1927), permite apreciar que era una actividad que se tomaba muy en serio, a pesar de algunas malas críticas y del espacio que le fue ganando la folklorogía. En un pueblo como era Cañuelas entonces, Vega fue el primero en romper el ámbito exclusivamente campestre con publicaciones de mayor proyección.
El cuento que transcribimos no es el único lugar donde se entrevé su inconformidad con el “pueblo viejo”- la expresión que utilizaba- siempre escondida detrás de una fina ironía. Todas estas publicaciones coinciden con los inicios de nuestra biblioteca, por lo que nosotros, al contrario, debemos mucho a sus primeras frustraciones vueltas embates por mejorar el nivel cultural del pueblo, (recordemos que Carlos Vega fue el primer director y uno de los fundadores de la Biblioteca Sarmiento).
Las cartas del guitarrista Andrés Segovia
La Revista del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega que publica el Instituto homónimo –en nuestra Biblioteca se pueden consultar varios números- solía recopilar la correspondencia de Carlos Vega con diferentes personalidades de la época, ya sea amigos o colegas de otros países. La Revista Nº 3 del año 1979, muestra las cartas de su amigo el guitarrista español –y uno de los más grandes de todos los tiempos- Andrés Segovia, allí leemos deliciosos comentarios sobre estos cuentos:
“Sus cuentos me han gustado. Son mínimos como la hormiga, y no concluyen en donde acaban. La última línea abre siempre el horizonte mental, en vez de cerrarlo, y esa visión interior hacia donde nos arroja la sugerencia, nos deleita y sorprende. La sonrisa es siempre su premio. Unas veces, de buen humor, otras, melancólica. Pero siempre fina y ligera. En lugar de no estar más que escritos, parecen porciones captadas con viveza de una conversación aún caliente, en la que, como siempre, había varios que contaban –que contaban bien.
La carta de Segovia sigue, siempre amena:
“¿Y de poesías, ha publicado Ud. algún otro tomo?
Dígame si continúa su trabajo de lujo en la guitarra (no acerca de la guitarra) y si el movimiento a favor de este instrumento va subiendo de nivel artístico en esa ciudad. ¡Bien lo necesita…!”
………………………………………………………………………………
Andrés Segovia, 17 de mayo XXXIII
La Revista del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega que publica el Instituto homónimo –en nuestra Biblioteca se pueden consultar varios números- solía recopilar la correspondencia de Carlos Vega con diferentes personalidades de la época, ya sea amigos o colegas de otros países. La Revista Nº 3 del año 1979, muestra las cartas de su amigo el guitarrista español –y uno de los más grandes de todos los tiempos- Andrés Segovia, allí leemos deliciosos comentarios sobre estos cuentos:
“Sus cuentos me han gustado. Son mínimos como la hormiga, y no concluyen en donde acaban. La última línea abre siempre el horizonte mental, en vez de cerrarlo, y esa visión interior hacia donde nos arroja la sugerencia, nos deleita y sorprende. La sonrisa es siempre su premio. Unas veces, de buen humor, otras, melancólica. Pero siempre fina y ligera. En lugar de no estar más que escritos, parecen porciones captadas con viveza de una conversación aún caliente, en la que, como siempre, había varios que contaban –que contaban bien.
La carta de Segovia sigue, siempre amena:
“¿Y de poesías, ha publicado Ud. algún otro tomo?
Dígame si continúa su trabajo de lujo en la guitarra (no acerca de la guitarra) y si el movimiento a favor de este instrumento va subiendo de nivel artístico en esa ciudad. ¡Bien lo necesita…!”
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Andrés Segovia, 17 de mayo XXXIII
Obra literaria completa de Carlos Vega en la Biblioteca:
-Hombre, Poesías, Buenos Aires, 1926
-Campo, Nuevas Poesías, Buenos Aires 1927
-Agua, Cuentos mínimos, Buenos Aires, 1932
-Hombre, Poesías, Buenos Aires, 1926
-Campo, Nuevas Poesías, Buenos Aires 1927
-Agua, Cuentos mínimos, Buenos Aires, 1932
soi ema de santis de uruguay felicitasiones por t pagina besossssssssssssssssss
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