martes, 17 de agosto de 2010
Feliz Día
Acá van unas máximas del General, uno de los personajes más desconocidos de nuestra historia. Para masticar bien.
En la imagen el óleo de Guillermo Roux (2000). A la biblioteca recientemente ingresó la pinacoteca del Instituto Sanmartiniano y un librito especial con una selección de sus máximas.
Benjamín Vicuña Mackena, dijo sobre la expresión escrita del General: “Decía lo que necesita decir y nada más ni menos, pero lo decía a la carrera sin tropezón, ‘en lo montado’”. San Martín no fue hombre académico ni de letras, sus palabras casi siempre están sostenidas por hechos, de ahí la fuerza de sus dichos.
3
Primero es ser que obrar. Las armas nos dan por ahora la existencia. Asegurada ésta por los esfuerzos militares, podremos entonces dedicarnos al interesante cultivo de las letras.
6
La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos.
9
Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo.
13
Lo que no me deja dormir no es la oposición que pueden oponer los enemigos, sino, el atravesar estos inmensos montes.
20
Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas.
23
El mejor gobierno, no es el más liberal en sus principios, sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen empleando los medios adecuados para este fin.
31
Los soldados de mi patria no conocen el lujo, sino, la gloria.
34
Dios conserve la armonía, que es el modo de que salvemos la nave.
38
La situación de este país es tal que al hombre que lo mande, no le queda otra alternativa que la de someterse a una facción o dejar de ser hombre público.
39
La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado, que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran crisis.
42
Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como axiomas son, por lo menos, reducidos a problemas. Las acciones más virtuosas son tergiversadas y los desprendimientos más palpables son actos de miras secundarias; así es que no puede formarse un plan más seguro y al hombre no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse por parte de su conducta “obrar bien”: la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas.
48
Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, y el militar que poseo renunciarlo, en el momento en que los americanos no tengan enemigos.
50
La religiosidad de mi palabra como caballero y como general, ha sido el caudal sobre el que han girado mis especulaciones.
68
Divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor.
73
No, el general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas, y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sud América.
81
La biblioteca es destinada a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia.
84
Soy enemigo de los tiranos, pero también lo soy de los malvados.
87
Los días de estreno de los establecimientos de ilustración, son tan luctuosos para los tiranos, como plausibles a los amantes de la libertad.
97
Si somos libres, todo nos sobra.
99
Brindo por la pronta conclusión de la guerra y por la organización de las diferentes Repúblicas del Continente.
100
Para defender la libertad se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación moral.
105
No he tenido más ambición que la de merecer el odio de los ingratos y el aprecio de los hombres virtuosos.
106
El camino más seguro de llegar a la cabeza es empezar por el corazón.
108
Los hombres distamos de opinión como de fisonomías, y mi conducta, en el tiempo en que fui hombre público, no pudo haber sido satisfactoria a todos.
113
Ser feliz es imposible, presenciando los males que afligen a la desgraciada América.
146
Mi mejor amigo, es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos.
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